Reseña: Crianza, adicciones y violencias invisibles – Laura Gutman.

Este es un libro muy dificil y muy duro. Durísimo. Cuando lo leí quedé impactada, como si el libro en vez de letras tuviese ganchos de derecha que te dejaban noqueada y sin aire. Dado que saco el tiempo de lectura de mis períodos de paz (en el baño), pensé que quizás era una lectura poco práctica para un período que cada segundo de lectura es oro.

Pero conforme ha ido pasando el tiempo y he conseguido ir asentando todo aquello que se me removió cuando lo leí, me he ido dando cuenta es es un libro de lectura obligada si uno se siente insatisfecho con el modelo de crianza que le resultaría más cómodo por ser el que tiene de referencia. Si se lee con calma, uno puede encontrar muchas respuestas a preguntas que quizás le rondaban por la cabeza, se pueden formular muchas preguntas más (y responderlas o no, ya es labor de cada uno), y casi, casi se puede elaborar un guión de la transformación que debe darse en la psicología del lector (con amables y poco disimuladas invitaciones a sentarse en el diván de un piscólogo). Y es que, en muchos casos, es necesario primero cambiar uno mismo para poder maternar dentro del marco de actitudes que supone la crianza que se ha etiquetado como «natural«.

Leía el otro día en el blog de Una mamá de Marte que las personas que adjetivan su crianza suelen parecer, precisamente, poco naturales en su manera de maternar, siguiendo patrones o guiones y no obedeciendo a sus respuestas espontáneas. Pero después de leer este libro y reflexionar sobre ello, pienso que esto quizás se perciba así porque se parte de modelos bastante insatisfactorios que se desean cambiar. Sin embargo, como la propia Gutman señala en este libro, si faltó maternaje en nuestra crianza, nosotros no podremos crear más de la nada y con ese bagaje es con el que contamos. Creo que esto se podría traducir en que si no tenemos otro maternaje de referencia más que el que vivimos nosotros, nos faltan herramientas para hacer efectivo ese cambio y tendemos a caer en las mismas dinámicas.

Es evidente que todo los padres, salvo algunas excepciones (que suelen ser llamativas) quieren a sus hijos y pretenden educarlos de la manera más afectuosa y amorosa posible. Y más si se indaga sobre los beneficios y las actitudes de la crianza con apego… ¡muchísimos los padres se suman sin dudarlo! Pero al final no deja de ser una fachada si después en casa se establece una jerarquía vertical padres/hijos o si nunca deja de existir en lo más hondo de cada progenitor la lucha entre lo que siente que queda bien hacer y lo que realmente cree que se debería hacer.

Si realmente se quiere llegar a conseguir una crianza diferente se debe indagar en uno mismo y hacer un tremendo trabajo de introspección. Y libros como éste ayudan mucho a comenzar ese trabajo para ofrecer nuestra mejor versión a nuestros hijos. Y que, a ellos sí, le salga de manera espontánea criar de forma natural.